Fue la primera quilla que compré de Macho en agosto de 2015. Entonces empezaba con el longboard, así que andaba un tanto perdido en cuanto a modelos y prestaciones. Recuerdo que escribí a Gonzalo Macho, y él me recomendó esta quilla. La otra opción era una Bow en 9,75 pero no me entraba en el cajetín de mi long por el ancho de su base. Con esta quilla fue con la que se puede decir que aprendí a surfear sobre un long. Su forma te proporciona la seguridad y estabilidad para moverte sobre la tabla. Va especialmente bien en olas pequeñas y tendidas en las que sabes que no habrá muchas opciones de girar, pero sí de correr la pared acelerando y frenando la tabla a la vez que te mueves sobre ella.